En mis años de experiencia profesional en empresa me he preguntado de manera constante qué es lo que hace que las ideas nuevas, los proyectos nuevos y las propuestas de mejora sean vistas como algo positivo pero siempre revestidas con altas dosis de recelo. Muchas veces las excusas para no avanzar son las que todos conocemos y usamos:
- falta de recursos económicos y humanos.
- la idea no es aplicable.
- momento inadecuado.
- falta de conocimientos necesarios.
- valoración previa constante.
- falta de liderazgo.
- falta de información y comunicación.
Lo anteriormente citado no deja de ser la parálisis por el análisis. Mi opinión es que la verdadera razón que se oculta detrás de las dudas es el miedo. Miedo al cambio, a lo nuevo y desconocido. Miedo a salir de lo cómodo y adentrarse en el camino de lo incierto.
Los cambios que están llegando

Hablamos constantemente que estamos en una época donde las empresas que quieran prosperar tendrán que cambiar su forma de entender y actuar ante la nueva realidad social y económica. Oímos y leemos de forma recurrente palabras y conceptos como cambio, transformación y evolución en entornos profesionales pero la verdad es que todavía estamos muy lejos de haber avanzado en este sentido de una manera algo clara.
Parece que no demasiadas organizaciones han entendido este mensaje y no se están preparando para lo que está llegando. Tenemos que estar listos para los profundos cambios en la forma de entender y afrontar el trabajo y su impacto en la sociedad. Todo ocurre a un ritmo vertiginoso y corremos el riesgo de quedar obsoletos antes ni siquiera de empezar.
Conceptos como transformación digital, knowmads, millenials y generación Z, ya son conocidos en la mayoría de organizaciones y el proceso de adecuación debe ir en línea a lo que se reclama desde esta nueva perspectiva social y de cambios tecnológicos. Ignorar este hecho es quedar fuera de la carrera por atraer y mantener el talento en las empresas.
Nuestro capital humano de hecho ya exige esta adaptación a los nuevos requerimientos globales.
Lo que ocurre en muchas organizaciones
Siempre me ha gustado comparar las empresas con enormes máquinas pesadas, que se mueven lentamente y por inercia, procurando que no falle ninguna pieza. Se ajustan, se engrasan, se cambian las piezas defectuosas y a seguir avanzando de la misma manera. Es la visión del siglo XX. No toquemos demasiado o toquemos lo justo no vaya a ser que se rompa. Vuelve a aparecer el miedo a evolucionar, a dar un paso más allá de lo esperado.
Algo nuevo está llegando
¿Y si en lugar de cambios puntuales y ajustes mínimos cambiamos el proceso y su programación? Adaptemos la máquina a lo que necesitamos. Agilidad de movimientos y de reacción. No hagamos depender la máquina de piezas aisladas. Es un conjunto y no una suma de piezas. Evitemos y minimicemos las piezas indispensables y las zonas estanque. Conectemos y comuniquemos los procesos de la máquina. Es la visión del siglo XXI. Requiere de líderes que entiendan y acepten el cambio como algo innato a las personas y organizaciones. El constante progreso y la constante transformación es lo que las hará sobrevivir.
¿Empezamos la (r)evolución y dejamos atrás el miedo?
Dejar atrás el miedo implica apostar por la transformación digital y el capital humano. Acciones dirigidas a la conectividad, la colaboración y el desarrollo organizativo. Creer y confiar en las personas como fuente de riqueza y evolución. No hay más alternativa que dar para recibir.
Como empresa se tiene que generar valor para que tus empleados sean personas felices y comprometidas con los valores de la empresa. Estos valores tienen que estar alineados con los valores actuales y futuros de la sociedad. Más colaboración, mayor compromiso con la sociedad, con el medio ambiente, con el bienestar físico y psíquico de las personas y con la diversidad. Favorecer un balance real entre lo profesional y lo personal (esta diferenciación quedará algún día prácticamente difuminada del todo). Todo lo dicho no debería ser teoría de «programa de empresa». Debería ser la realidad y los hechos.
No creo que haya otra manera de enfocar el futuro de las organizaciones. Las organizaciones no son entes físicos. Son organismos vivos conectados y las personas ya no son recursos que se utilizan exclusivamente para ganar dinero. Las personas son las organizaciones, ya no hay (o habrá) ninguna diferencia.
¿Y tú estás dispuesto a dejar atrás el miedo?
canción Mother (Pink Floyd)
Fotografía: Pixabay
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