Una historia para reflexionar
La ira, ¿debo esconderla? pues la verdad es que NO pero depende de cómo la gestionemos (¡a la ira y a nosotros mismos!)
Para empezar me gustaría introducir una conocida leyenda cherokee.
«Un anciano indio le estaba contando a su nieto acerca de una lucha que ocurre en el interior de las personas.
Él anciano dijo, «Hijo mío, la lucha es entre dos lobos dentro de todos nosotros«.
Uno es Malvado. Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, soberbia, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego.
El otro es Bueno. Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad,
benevolencia, amistad, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe.
El nieto se quedó pensando y luego preguntó al anciano:
¿Qué lobo gana? El anciano respondió: Aquél al que tú alimentes«
El verdadero significado de la historia
Es una historia bonita e inspiradora pero podemos sacar mucho más contenido de lo que a primera vista parece. Nos recomienda «dar de comer» al Bueno y apartar de nuestra vida al Malo. Está claro que es una actitud mucho más sana. Ciertamente es recomendable alejar los pensamientos, las actitudes negativas y las personas tóxicas de nuestras vidas, pero, ¿de verdad tengo que hacerlo siempre?¿no puedo enfrentarme a esos sentimientos, plantarles cara y gestionarlos para sacar la parte «buena» que a mi me interesa?
Pues claro que puedes y además debes hacerlo.
¿Y qué quieres decir con ésto?
Durante mucho tiempo, y aún hoy en día, la sociedad nos ha enseñado a esconder este tipo de emociones y a avergonzarnos de ellas, pero nuestro foco no debe ponerse en esconder, eliminar o reprimir la ira sino aprender a controlarla, gestionarla y expresarla de una manera mucho más asertiva.
Es normal sentir ira, al igual que es normal sentir felicidad o tristeza. Sin embargo, cuando la ira no se expresa de una manera sana y positiva puede descontrolarse y dar lugar a todo tipo de problemas, no sólo para nosotros mismos, sino también en nuestra entorno (personal y profesional). Interfiere de una manera exponencial con nuestra capacidad de pensar y actuar con claridad y nos puede llevar a actuar de manera impulsiva, sin pensar. La ira es, a menudo, una respuesta defensiva al sentirnos heridos o avergonzados.
Por tanto, y una vez aclarado que la ira no tiene porque ser algo negativo, te dejo una serie de ideas que nos ayudarán a entenderla y gestionarla mucho mejor:
- Es una respuesta al dolor (físico o psíquico)
- Es una herramienta de supervivencia muy poderosa
- Es una fuente de energía increíble
- Es una emoción secundaria (puede ser reacción a una emoción primaria como el miedo o la tristeza)
- El cerebro actúa a un nivel mucho más primitivo
- La ira prolongada es insana
- La ira reprimida es insana
- La ira frecuente es insana
- La ira intensa es insana
Cómo gestionar la ira y convertirla en algo productivo
Como la ira es tan poderosa, intentar gestionarla o controlarla puede ser algo extremadamente retador. Exige un gran conocimiento de uno mismo (auto-conciencia) y de cómo controlarse (auto-control), y todo ésto, claro, conlleva tiempo.
Auto-conciencia: Ser conscientes de lo que somos. Se refiere a conocer tus propios valores, tus creencias, tus preferencias personales y tus tendencias. En definitiva, conócete a ti mismo y podrás conocer mejor a los demás. Ya que todos somos diferentes en la forma en que reaccionamos a las cosas te será muy útil para empezar a trabajar el tema.
¿Cómo puedo desarrollar la auto-conciencia?
– Diálogo interno.
– Observa y escucha pero no juzgues.
– Exterioriza tus sentimientos.
– Sé asertivo.
– Acepta las cosas por lo que son.
Auto-control: En lugar de responder a los impulsos inmediatos, podemos planear, podemos evaluar alternativas de acción, y podemos abstenernos de la recompensa a corto plazo para lograr un mayor beneficio a largo plazo.
¿Cómo puedo desarrollar el auto-control?
– Trabaja la fuerza de voluntad.
– Desarrolla el conocimiento y el saber.
– Ajusta tus expectatívas.
– Controla tu entorno.
– Reafírmate y se positivo.
– Quiérete por quién eres.
– Date recompensas
– Sé paciente
– Admite tus momentos de debilidad. No te culpes… Y no te rindas.
Me gustaría poneros un fragmento de la película Un día de Furia (Falling Dawn 1993) que escenifica muy bien la falta de control y la ira desatada en situaciones desconcertantes y estresantes.
Sinopsis: Un ciudadano de «a pie» desata sus instintos violentos y autodestructivos contra una sociedad injusta y opresiva, todo a raíz de un día de lo más estresante. Los Ángeles: en la mañana del día más caluroso del año, las autopistas están colapsadas. Soportar la terrible presión de las grandes ciudades puede provocar la ira de cualquier ciudadano. Pero Bill Foster (Michael Douglas) está dispuesto a vengarse. Foster sólo intenta regresar a casa, pero en vez de eso se dirige hacia una pesadilla urbana. Es un hombre ordinario en guerra con las frustraciones de cada día.
Y para acabar relajados después de tanta ira, algo de buena música, ¡que amansa a las fieras!. Nessun Dorma de G. Puccini. Interpretada por el gran Luciano Pavarotti
¿Y tú, escondes tu ira?¿Cómo la gestionas?¿Me lo cuentas?
fotografías: Pixabay