«Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error» Alessandro Manzoni (poeta y novelista italiano) |
Toda persona que ha tenido colaboradores a su cargo se ha hecho alguna vez esta pregunta -¿soy un buen líder?-. Y la respuesta no es, en absoluto, ni simple ni sencilla. Lo que no debe generar es angustia ni frustración. No pasa nada. Dudar es de humanos, igual que equivocarse. Lo malo es cuando no aprendemos de ello.
Para empezar, ¿como podemos definir lo que es un líder?, ¿qué capacidades ha de tener? ¿qué actitudes debe mostrar?. Hay tantas respuestas como teorías. No me voy a meter en explicaciones sobre las diferentes teorías y significados ya que no es el objetivo de este post y además me extendería demasiado.
La idea es enumerar y explicar una serie de actitudes y comportamientos del líder (hacia él mismo y hacia los demás) que nos haga ver de una manera clara y concisa lo que debe hacerse y lo que no.
Ah! Me olvidaba! Y siempre «intentando» (y remarco intentando porque no es nada sencillo como bien sabes) poner el mayor sentido común posible en lo que escribo (si, ese, el menos común de los sentidos).
(Nota para el lector: Entre tú y yo, compañero, y según mi opinión, creo que más del 90% de conflictos, situaciones, tensiones y problemas se solucionarían si aplicáramos el sentido común y no nos ofuscáramos intentando encontrar la situación más creativa. Muchas veces la solución está, y permitidme la expresión, delante de nuestras narices)
¿Qué hace a un líder?
A mí una definición que me gusta de lo que debe hacer un líder es la de «aquella persona que es capaz de guiar e inspirar a los demás con sus palabras pero sobre todo con sus acciones»
Está claro que las palabras se las lleva el viento, pero las acciones están ahí y se quedan para siempre. Actuar es movimiento, implica acción y pasión. Dile a alguien lo que tiene que hacer y probablemente lo olvide, guíale desde el ejemplo, desde el respeto, dale apoyo, reconoce sus méritos, escucha lo que tiene que decir, valora sus ideas, y eso, no lo olvidará jamás.
Haz que cuente, que valga la pena, que sea importante para él y los demás y tendrás a un colaborador implicado y motivado por mucho tiempo. Y eso no tiene precio. No hay nada mejor para retener el talento.
Corrige cuando debas pero desde el respeto y la crítica constructiva. Y se un ejemplo para los demás. De nada servirá todo ésto si tú no haces lo que predicas. Cuando te ganas la confianza y el reconocimiento de tu gente, tienes más de medio camino recorrido.
Colaboradores del siglo XXI. ¿Qué buscan en un líder?
El «ordeno y mando», el «siempre se ha hecho así», el «dirección dice que se tiene que hacer así y punto», el «búscate la vida pero házlo rápido y bien» y un largo etcétera ha pasado a la historia. Debe pasar a la historia. Sólo las organizaciones que sepan adaptarse a lo que buscan los empleados (prefiero colaboradores la verdad) del s.XXI sobrevivirán en el tiempo y tendrán mayor capacidad de retención de talento. Las que no lo hagan deberán enfrentarse a la huida de su capital humano. Su verdadero valor.
Bien sabemos que las nuevas generaciones, llámalos millennials, knowmads o el nuevo neologísmo que llegue (que llegará), buscan otro tipo de cosas. Ya no es sólo dinero y posición en el organigrama. Buscan innovación, creatividad, conocimiento, colaboración, evolución, cambio, flexibilidad, conexiones y pasión en lo que hacen. Ten en cuenta todo esto sr. líder y tendrás una gran ventaja respecto a los que ignoran los cambios tan grandes que ya tenemos encima.